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julio 15, 2025
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Decisiones cuestionadas: El proceso contencioso-administrativo

Decisiones cuestionadas El proceso contencioso-administrativo

La reciente destitución de toda la Junta Directiva del Banco Nacional ha puesto en el centro de atención el recurso contencioso administrativo y sus implicaciones legales. El vicepresidente de la República, Stephan Brunner, ordenó esta controvertida medida tras señalar presuntas irregularidades en nombramientos internos, pero ahora enfrenta recursos de amparo que solicitan la restitución inmediata de los directivos destituidos.

 

Índice

¿Qué es el recurso contencioso-administrativo?
Causas comunes de nulidad en decisiones administrativas
Cómo actuar si se enfrenta a un proceso contencioso-administrativo

 

Este caso ilustra perfectamente la importancia de conocer quién puede interponer un recurso contencioso administrativo y bajo qué circunstancias. Como señalan los expertos, estas acciones podrían ser anuladas por haberse adoptado fuera del marco legal vigente. Además, según el artículo 24 de la Ley Orgánica del Sistema Bancario Nacional, el Consejo de Gobierno no puede revocar estos nombramientos sin un informe justificativo de la Superintendencia General de Entidades Financieras.

En este artículo analizaremos qué es exactamente el recurso contencioso-administrativo, las causas más comunes de nulidad en decisiones administrativas y, sobre todo, cómo podemos protegernos legalmente si nos enfrentamos a una situación similar.

 

¿Qué es el recurso contencioso-administrativo?

El recurso contencioso-administrativo constituye un mecanismo judicial fundamental en nuestro sistema legal. En concreto, se trata de un instrumento de impugnación que permite cuestionar actos o disposiciones de las Administraciones públicas cuando estos afectan derechos o intereses legítimos.

Este recurso representa la última línea de defensa legal cuando no es posible resolver un conflicto mediante recursos administrativos ordinarios. Cabe destacar que, mientras los recursos administrativos son resueltos por la propia administración (que revisa su propia actuación), los recursos contencioso-administrativos son decididos por Juzgados y Tribunales independientes, quienes determinan si la Administración Pública ha actuado conforme a derecho.

La Jurisdicción Contencioso-Administrativa, establecida en el artículo 49 de la Constitución Política, tiene como objetivo principal tutelar las situaciones jurídicas de toda persona, garantizar la legalidad de cualquier conducta administrativa y resolver los diversos aspectos de la relación jurídico-administrativa.

Por otra parte, es importante señalar quién puede interponer un recurso contencioso administrativo:

  • Personas físicas: cualquier ciudadano que considere vulnerados sus derechos
  • Personas jurídicas: empresas, asociaciones o entidades directamente afectadas
  • Administraciones públicas: cuando los actos de otra Administración afectan sus competencias
  • Grupos sin personalidad jurídica: siempre que demuestren un interés legítimo
  • Defensores de intereses colectivos: sindicatos, asociaciones y entidades representativas

El único motivo válido para interponer este recurso es la violación de una norma jurídica aplicable a la situación afectada. Además, puede perseguir varios objetivos como impugnar actuaciones administrativas, solicitar la anulación de disposiciones, reclamar responsabilidad patrimonial o buscar el reconocimiento de determinados derechos.

Sin duda, este instrumento legal resulta esencial cuando una decisión administrativa determina la imposibilidad de continuar con un procedimiento, produce indefensión o genera un perjuicio irreparable a derechos o intereses legítimos. En definitiva, representa un pilar fundamental para el equilibrio entre el poder administrativo y los derechos ciudadanos.

 

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Causas comunes de nulidad en decisiones administrativas

Las decisiones de la Administración Pública no son infalibles. De hecho, existen diversas circunstancias que pueden invalidar un acto administrativo. Conocerlas resulta esencial para proteger nuestros derechos frente a posibles arbitrariedades.

Una de las causas más frecuentes de nulidad es la incompetencia del órgano emisor. Cuando un acto administrativo es dictado por un funcionario sin autoridad para hacerlo, se considera nulo de pleno derecho. Esta incompetencia puede ser por razón de materia o territorio, siempre que sea manifiesta, grave y notoria.

Asimismo, las violaciones al debido proceso constituyen motivos de anulación. El procedimiento administrativo debe garantizar principios fundamentales como la intimación e imputación adecuada. Por tanto, cualquier acto que no informe de manera individualizada, concreta y oportuna los hechos que se imputan, vulnera este derecho.

Un caso reciente que ilustra con claridad esta problemática es la destitución de la junta directiva del Banco Nacional por parte del Poder Ejecutivo. Según un recurso de amparo presentado ante la Sala Constitucional, dicho procedimiento no solo habría lesionado la autonomía del banco, sino que también vulneró el derecho de defensa de los exdirectivos. Se señala que fueron notificados de la destitución sin haberse garantizado etapas esenciales como la adecuada formulación de cargos, la posibilidad real de defensa y la intervención de un juez imparcial. Incluso, pese a que el informe final del procedimiento no recomendó sanción alguna, se procedió con la remoción. Esta situación evidencia cómo la omisión de garantías básicas en un procedimiento administrativo puede dar lugar a la nulidad del acto resultante.

La falta de motivación representa otra causa común. Toda resolución administrativa debe estar fundamentada tanto en los hechos como en el derecho aplicable. Su ausencia afecta directamente la posibilidad de defensa del administrado y constituye una violación al principio de legalidad.

Igualmente, los actos que lesionen derechos y libertades fundamentales son automáticamente nulos. Esto incluye cualquier decisión que atente contra garantías constitucionales básicas.

Otra causa relevante es la omisión de procedimientos esenciales. Cuando la Administración prescinde total y absolutamente del procedimiento establecido o viola normas esenciales para la formación de la voluntad de órganos colegiados, el acto resulta inválido.

Finalmente, son nulos los actos con contenido imposible, ilícito o inmoral, aquellos dictados como consecuencia de una infracción penal, y los que presentan desviación de poder (cuando se persigue un fin distinto al previsto por la norma).

Ante cualquiera de estas situaciones, el recurso contencioso-administrativo se convierte en una herramienta fundamental para defender nuestros derechos e intereses legítimos frente a la Administración.

 

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¿Cómo actuar si se enfrenta a un proceso contencioso-administrativo?

Enfrentarse a un proceso contencioso-administrativo puede resultar intimidante, pero actuar con rapidez y estrategia marcará la diferencia en el resultado final. En primer lugar, es fundamental buscar asesoramiento legal especializado, preferiblemente de un abogado experto en derecho administrativo y litigio contencioso, cuya experiencia puede verificarse por su formación académica o años de ejercicio en la materia.

Antes de iniciar cualquier acción, solicite a su abogado un análisis de riesgo para evaluar la solidez del caso y su posible pronóstico. Este análisis debe reformularse después de la contestación a la demanda para confirmar si las perspectivas iniciales se mantienen. Recuerde que hasta la audiencia preliminar puede desistir del juicio sin consecuencias económicas.

Por otra parte, resulta esencial verificar la existencia de plazos de caducidad: dispondrá de un año si el objeto del proceso es una conducta administrativa, o cuatro años si se trata únicamente de daños y perjuicios.

Además, debe definir claramente qué comportamientos administrativos serán objeto del proceso, ya que ampliar la pretensión anulatoria puede fortalecer su caso. Igualmente importante es el análisis exhaustivo de la prueba disponible, considerando que la mayoría de procesos se pierden por un manejo inadecuado de ésta.

Para proteger sus derechos durante el procedimiento, puede solicitar medidas cautelares que garanticen la efectividad de la eventual sentencia. Estas medidas buscan mitigar los efectos del tiempo necesario para tramitar el proceso judicial y pueden solicitarse:

  • Antes de iniciar el proceso (ante causam)
  • Durante su transcurso
  • En fase de ejecución

Es importante destacar que la solicitud debe demostrar el peligro en la demora (periculum in mora), la apariencia de buen derecho (fumus boni iuris) y realizar una adecuada ponderación de intereses.

En definitiva, recuerde que la vía contencioso-administrativa representa el procedimiento judicial que permite impugnar decisiones de la administración pública ante tribunales de justicia cuando considera que sus derechos han sido vulnerados.

 

Conclusión

El recurso contencioso-administrativo representa, sin duda, una herramienta fundamental para equilibrar el poder entre la administración pública y los ciudadanos. A lo largo de este artículo hemos analizado su naturaleza, quiénes pueden interponerlo y las causas más comunes de nulidad en decisiones administrativas. Además, hemos examinado el caso concreto de la destitución de la Junta Directiva del Banco Nacional, que ejemplifica perfectamente las consecuencias de no respetar los procedimientos establecidos.

La realidad nos muestra que cualquier persona física o jurídica puede encontrarse en una situación donde sus derechos sean vulnerados por una decisión administrativa. Por esta razón, conocer los mecanismos legales disponibles resulta esencial para nuestra protección. Las decisiones administrativas pueden anularse por múltiples causas, desde la incompetencia del órgano emisor hasta la falta de motivación o violaciones al debido proceso.

Frente a un posible recurso contencioso-administrativo, debemos actuar con rapidez y estrategia. El asesoramiento legal especializado constituye nuestro primer paso, seguido de un análisis de riesgo que evalúe la solidez del caso. Asimismo, la verificación de plazos y la correcta definición del objeto del proceso determinarán en gran medida nuestras posibilidades de éxito.

Las medidas cautelares, por otra parte, ofrecen una protección fundamental durante el procedimiento, garantizando la efectividad de la eventual sentencia. Su solicitud adecuada puede marcar la diferencia entre proteger nuestros derechos o sufrir consecuencias irreparables mientras se resuelve el caso.

Finalmente, aunque el camino legal puede parecer complejo, la jurisdicción contencioso-administrativa constituye nuestra última línea de defensa frente a arbitrariedades. El caso del Banco Nacional nos recuerda que incluso las más altas instancias del poder deben someterse al imperio de la ley. Por lo tanto, conocer nuestros derechos y los mecanismos para defenderlos nos proporciona las herramientas necesarias para enfrentar decisiones administrativas cuestionables y proteger eficazmente nuestros intereses legítimos.

 

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