La pandemia de COVID-19 transformó el mundo laboral, impulsando que el teletrabajo pasara de ser practicado por solo un 7,9 % de la fuerza laboral global (unos 260 millones de personas) antes de 2020 a más de 557 millones de trabajadores en 2020. Tras ese pico inicial, el trabajo remoto disminuyó, pero se ha estabilizado muy por encima de los niveles pre-pandemia; en EE. UU., alrededor de un 30 % de los días laborales se realizan a distancia. A nivel internacional, muchos empleados prefieren esquemas híbridos (casa y oficina) por beneficios como mejor equilibrio vida-trabajo, ahorro de costos y alta productividad.
En Costa Rica, el teletrabajo también cobró fuerza durante la pandemia y cuenta con un marco legal específico. La Ley N.° 9738 de 2019, Ley para Regular el Teletrabajo, y su reglamento establecen que esta modalidad es voluntaria, debe acordarse por escrito entre empleador y trabajador, y que el acuerdo de teletrabajo debe detallar las condiciones de la modalidad, las obligaciones de las partes y los mecanismos de control. Por defecto, el empleador provee las herramientas necesarias para trabajar desde casa, y los accidentes ocurridos en teletrabajo se consideran riesgos laborales cubiertos por la póliza de trabajo. En 2022, además, se incorporó el derecho a la desconexión digital, que permite al teletrabajador no atender comunicaciones fuera de su horario pactado (salvo emergencias con su consentimiento)bufetegodinezyasociados.com. Este derecho refuerza la separación entre trabajo y descanso, previniendo excesos de jornada. Así, el marco jurídico costarricense brinda certeza y apoyo para implementar el teletrabajo correctamente.
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Para las empresas, implementar o mantener el teletrabajo de forma eficiente y conforme a derecho implica seguir varias recomendaciones prácticas:
· Establecer políticas y acuerdos claros: Adoptar una política interna de teletrabajo y firmar acuerdos individuales con cada teletrabajador que definan horario, tareas, condiciones del trabajo remoto y criterios de desempeño. Una guía bien alineada con la normativa brinda seguridad jurídica y orienta a jefes y colaboradores.
· Proteger datos y seguridad informática: Implementar medidas de ciberseguridad para resguardar la información. Proporcione al personal equipos seguros, software autorizado, entre otros, y capacítelo en buenas prácticas de seguridad digital. Asimismo, establezca acuerdos de confidencialidad si es necesario para proteger datos sensibles.
· Capacitación y soporte técnico: Capacitar a los colaboradores en el uso de herramientas digitales y habilidades necesarias para teletrabajar eficazmente. A la vez, garantizar soporte técnico disponible (una mesa de ayuda) ayuda a minimizar interrupciones y mantener la productividad.
· Comunicación y cultura inclusiva: Fomentar la comunicación frecuente con el personal remoto (reuniones virtuales, mensajería instantánea, retroalimentación continua) para integrarlos en la cultura organizacional y fortalecer la cohesión del equipo. Asimismo, respetar los horarios y el derecho a desconexión evita el desgaste profesional.
· Asesoría legal y cumplimiento: Verificar que las prácticas de teletrabajo cumplan con la legislación vigente (Ley 9738 y reformas). Actualice contratos y reglamentos internos según ese marco y las necesidades de su empresa.
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